El papel del profesional dentro de una empresa ha evolucionado desde la posición tradicionalmente establecida, dedicada a cumplir sus funciones de manera óptima, hacia un nuevo rol que le requiere una implicación mayor.
La sociedad ha permitido un cambio en las reglas de la economía con un modelo más transparente, abierto y global. Se han ampliado las fronteras del mercado, haciendo posible que las empresas puedan ofrecer sus bienes y servicios en un mayor número de países, pero ampliando a la vez el número de competidores. Este nuevo orden mundial ha coincidido en el tiempo con la expansión de las políticas de responsabilidad social corporativa en las empresas.
La globalización ha propiciado la necesidad de innovar de manera constante y las empresas están comenzando a adoptar un modelo de gestión diferente en el que los trabajadores adquieren un papel imprescindible en ese cambio.
La creación de un patrón de cultura innovadora genera valor dentro de la propia empresa y produce una retroalimentación interna, permitiendo motivar a los profesionales que interactúan. Facilita la detección de problemas internos y las soluciones para resolverlos y, de cara al cliente, favorece el diseño de productos y servicios más competitivos.
Sin embargo, esta cultura no surge de manera espontánea, sino que resulta necesario educar en innovación y en los beneficios que produce. Es preciso instaurar un clima de confianza interna en las empresas que anime y motive a sus empleados y colaboradores a manifestar nuevas ideas, configurar canales para el intercambio de conocimiento, aflorar a los profesionales con mayor sensibilidad para dinamizar el proceso y reconocer el esfuerzo y el talento.
La cultura innovadora hay que trabajarla e implementarla, se debe hacer diariamente, sin objetivos a corto plazo pero con una meta clara y resultados a medio y largo plazo.
En Sando la cultura innovadora facilita que cualquier persona de la compañía pueda promover una idea innovadora o proponer una alternativa más eficiente a cualquiera de los procesos internos contribuyendo y participando de manera activa en la mejora continua de la organización.
Las empresas de hoy para asegurar su supervivencia deben necesariamente crear ecosistemas internos en los que se valoren las ideas de sus profesionales y se posibilite que un intangible como la capacidad de innovar sea una herramienta de futuro.
Artículo también publicado en el Foro de Empresas Socialmente Responsables