10/04/2012
En unos meses tendremos la oportunidad de disfrutar de unas olimpiadas, el evento deportivo internacional más significativo del planeta, en el que atletas de los cinco continentes compiten en igualdad de condiciones por obtener una medalla.
El escudo de las olimpiadas con los cinco aros entrelazados contiene una alta carga simbólica, cada uno de color, distinto, pero unidos entre sí. Históricamente, durante estos periodos los pueblos en guerra dejaban su actividad bélica para participar en ellas y luchar, pero bajo los valores de la deportividad, trabajo en equipo o equidad. Aspectos todos ellos aplicables a la RSC. La próxima cita será en Londres.
Ser deportista de elite implica una constante lucha y superación, para lo que se requiere de una dedicación exclusiva que no siempre va acompañada de réditos económicos, especialmente fuera de los deportes más mediáticos como fútbol, baloncesto o beisbol.
En este sentido es donde entra la Responsabilidad Social Corporativa de las empresas, que revierten parte de sus beneficios en actividades culturales o deportivas para que algunas personas puedan dedicarse únicamente a entrenar en su disciplina atlética.
Hoy día existen numerosos ejemplos de entidades que afortunadamente apoyan a deportistas. En este caso, destacaremos el patrocinio de una joven regatista tinerfeña, Alicia Cebrián, a la que Fundación Sando ha esponsorizado para intente conseguir una plaza para las olimpiadas en la categoría Laser Radial.
Esperemos que Alicia y otros muchos deportistas puedan defender los valores de deportividad, constancia, esfuerzo o el trabajo en equipo durante estas olimpiadas.