Mientras leemos este post solamente tenemos que levantar mínimamente la vista y mirar a nuestro alrededor para encontrar decenas de artículos de plástico. Los tenemos en el propio teclado o ratón del ordenador, la pantalla, el teléfono móvil, los bolígrafos, botellas de agua, envases para alimentos…
Estamos literalmente rodeados de plástico y como vivimos en un mundo globalizado, sucede así en la mayor parte del planeta. Aunque en este caso también ha diferencias, en unas zonas se consume y se tira, mientras que en otras se almacena en forma de basura.
Reciclar los envases de plástico o simplemente evitarlos resulta más importante de lo que pensamos. Hemos creado un mundo de plástico, pero se nos olvidó empezar a tratarlo desde un principio y ahora lo hacemos tarde y mal. Da qué pensar que los plásticos que hemos usado en nuestra vida nos sobrevivirán.
A principios de 2013, el investigador y doctor del Australian Research Council Erik Van Sebelle realizó unas declaraciones en la emisora australiana ABC acerca de la “sopa de plástico” que dieron la vuelta al mundo. Su mensaje fue claro: “se tardarían al menos 500 años en parar el crecimiento del plástico en los océanos suponiendo que se dejará de tirar al mar plástico mañana”. Un plástico que acaba mezclándose con el plancton y termina dentro de la cadena alimenticia de los peces.
La situación alcanza unos niveles alarmantes, sobre todo porque los esfuerzos realizados han tenido prácticamente una repercusión nula. En 1997 el oceanógrafo de la Fundación de Investigación Marina Algalita, Charles Moore hablaba ya de la gran mancha de basura del pacífico se extendía entre la costa de California, rodeaba Hawái y alcanzaba a Japón.
Diferentes corrientes de investigación se centran en buscar alternativas al uso del plástico y, por supuesto, reciclarlo. Sin darnos cuenta, ya estamos consumiendo plásticos que en su segunda vida. La European Association of Plastics Recycling and Recovery Organisations cada año saca una clasificación de los mejores productos realizados con plástico reciclado. En España existen asociaciones sin ánimo de lucro, como Cicloplast, que se dedican a potenciar el reciclaje de plásticos.
Alternativas orgánicas
En cuanto a las alternativas al uso de derivados del petróleo, se están desarrollando proyectos en todo el mundo a partir de diferentes sustancias. Por ejemplo, el Centro de la Agroindustria Adesva ha conseguido desarrollar un plástico agrícola biodegradable que esperan poder comercializar en 2015.
El Centro Tecnológico español Ainia coordina un proyecto europeo, PHBottle que consiste en la identificación de unas bacterias que generarán plástico biodegradable. Tal y como indica el Instituto Nacional de Tecnología Industrial de Argentina INTI, que también participa en el proyecto: “Tiene por fin crear una botella de plástico fabricada a partir de los azúcares contenidos en las aguas residuales de la industria de jugos. Se prevé que el material tenga propiedades antioxidantes que permitan conservar por más tiempo la bebida que contenga y, por último, que se trate de un polímero totalmente biodegradable”.
Otro de los estudios sobre plástico biodegradable es el que lleva a cabo el Instituto Tecnológico del Plástico, AIMPLAS, producido íntegramente a partir de la paja de trigo. Al igual que en el caso anterior, los investigadores emplean una bacteria (normalmente, Ralstonia eutrophus o Bacillus megaterium), que se alimenta de los azúcares obtenidos de la paja de trigo.
Esta iniciativa forma parte del proyecto europeo Bugworkers, en el que se usan materiales basados en una matriz biopolimérica de polihidroxibutirato y nanofibras lignocelulósicas. En principio se le daría un uso para aparatos electrodomésticos y equipamiento electrónico y de telecomunicaciones.
El plástico, tan habitual y práctico en nuestra vida diaria, posee una segunda vida que es nociva para el ecosistema y que todavía se encuentra descontrolada. Al igual que sucede con otros materiales, merece la pena ser responsables y actuar cada uno en su entorno para evitar que la trampa del plástico se haga cada vez más grande.