18/01/2012

El rápido ritmo de vida al que nos hemos habituado conlleva una situación de estrés constante, en el que siempre tenemos prisa, comemos rápido, de casa a la oficina y de la oficina a casa, sin tiempo para relacionarse y menos para descansar. Diagnósticos como “crisis de ansiedad”, “colon irritable” o “hipertensión” son ya unos habituales de las consultas de los médicos de la mayoría de países desarrollados.
El movimiento slow se crea con la intención de desacelerar esa tensión constante sin eliminar lo ya construido, lo que significa crear hábitos de vida saludable que se adapten a nuestro entorno -como por ejemplo ir caminando al trabajo, dedicar tiempo para la comida, consumir productos naturales y fomentar el consumo de lo autóctono.
La filosofía slow ha dado lugar además al turismo slow y la citta slow, en los que el fin común es la desaceleración y la reflexión, tomando una actitud lenta en la que se disfruta más de las cosas y de las personas.
Quitaos el reloj por un día y disfrutad del momento, Carpe Diem.
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