La industria del transporte está en permanente cambio para adaptarse a los cambios en la demanda de servicios, en cantidad y calidad, así como en las maneras de viajar y concebir los desplazamientos. Las terminales aeroportuarias, siendo uno de los elementos fundamentales en la cadena de provisión de servicio no están exentas de sufrir esta presión.
El crecimiento del tráfico aéreo, así como el tamaño y complejidad de los aviones obligan a la búsqueda de soluciones versátiles y flexibles en el diseño de las terminales aeroportuarias para facilitar el acceso de viajeros y mercancías a las aeronaves. A la hora de construir una terminal aeroportuaria el tamaño de estas infraestructuras está condicionado, sin duda, por la carga de pasajeros que tengan en el momento de su puesta en servicio y sobre todo por la previsión de crecimiento que se haya realizado a lo largo de su vida útil.
En general, una terminal aeroportuaria cuenta con una zona pública, accesible para el público general donde se encuentra la venta de billetes, facturación, zonas comerciales, vestíbulos de salidas y llegadas y conexión con otros métodos de transporte, una zona de pasajeros, a la que se accede tras pasar los controles de seguridad y donde sólo pueden acceder pasajeros y personal autorizado, que incluye salas de espera, control de pasaportes y aduana, puertas de embarque, área de recogida de equipajes y zonas comerciales, y una zona privada de uso exclusivo de trabajadores.
Los grandes aeropuertos suelen tener más de una terminal, y su configuración está fuertemente condicionada por el tipo de tráfico para gestionar (regional, nacional o internacional). En cualquier caso, en general, las terminales aeroportuarias de alto tráfico, además de contar con las dependencias básicas para el desarrollo de su actividad, ofrecen multitud de servicios comerciales complementarios a los pasajeros mientras esperan, como almacenes, salas vip, gimnasios, centros de internet, zonas de juegos, museos, restaurantes, lugares de culto religioso, etc. todos ellos con la finalidad de mejorar la experiencia del pasajero durante su viaje.
Las terminales aeroportuarias son, al igual que sucede con otras edificaciones singulares, bellezas arquitectónicas dignas de ser visitadas turísticamente. Ahora bien, diseño y funcionalidad deben ir de la mano para responder a la utilidad y función principal que deben cumplir y es la de ser un intercambiador de transporte, entre el aéreo y el resto de transportes disponibles. Los criterios estéticos y paisajísticos deben estar al servicio de la funcionalidad de la infraestructura.